La piel recubre todo nuestro cuerpo y gestiona nuestra interfaz con el mundo exterior, regulando los intercambios. Si nos sentimos agredidos por alguien o por una situación, es la piel la que nos protege y nos hace sentir seguros de nosotros mismos.
Nuestra mirada puede revelar el alma que hay detrás de los ojos y trascender las palabras. La calidad de nuestra mirada puede transformar un obstáculo en una montaña o en una piedra, según nuestro estado de ánimo. Este poder de la mirada es un reflejo de nuestros estados interiores proyectados sobre el mundo exterior.
Muchas personas han experimentado sentimientos de intensa familiaridad o intimidad con personas o lugares que acaban de conocer. Estos recuerdos forman parte cada vez más de nuestra vida cotidiana y contribuyen a nuestra sensación de conexión con el pasado y la espiritualidad.
El origen de muchos de los comportamientos y heridas actuales se remonta a nuestra infancia. Es un periodo crucial de nuestra vida, en el que desarrollamos nuestra personalidad, nuestros puntos fuertes, pero también ciertas actitudes que entonces estaban justificadas, pero que hoy ya no lo están necesariamente. El niño que llevamos dentro necesita que se le atienda y se le escuche para llegar a ser el adulto que somos.
Como el resto de nuestro cuerpo, nuestros dientes, nuestros huesos reflejan nuestro estado de ánimo. El dolor de los dientes son las palabras del alma. Nuestra boca es el portal de nuestra profundidad. Es la frontera entre el exterior y el interior y nuestros dientes son el espejo de nuestra experiencia.
La rutina de la vida cotidiana nos sume en una especie de letargo que nos hace añorar nuestra vida interior. Sin embargo, la presencia de nuestra alma se nos manifiesta regularmente a lo largo de nuestros días, si estamos atentos a las señales.
Es fácil dejar que otro nos imponga nuestro ritmo, un jefe, un compromiso, pero ¿cuánto tiempo podemos mantener una cadencia acelerada o ralentizada? Algunas personas tienen un modo más rápido y parecen hacer más en poco tiempo, pero quizá profundizan menos.
Todos tenemos talentos, dones más o menos ocultos. Algunos los hemos tenido siempre, otros aparecieron espontáneamente y otros se desarrollaron tras muchos años de trabajo.
Un pájaro posado en un árbol no teme que la rama se rompa, porque su confianza no está puesta en la solidez de la rama, sino en su propia capacidad para volar.
La razón de ser del perdón es la sanación profunda de nuestro ser. El perdón se experimenta a menudo como una debilidad en la relación y, sin embargo, es más valiente que la lucha. Sucede cuando dejamos de luchar contra el amor.
Dans une vie toujours plus trépidante nous avons de moins en moins le temps de nous recentrer sur nous mêmes, pour parler avec notre âme. Si nous sommes vraiment en relation avec nous mêmes, si nous nous comprenons, beaucoup de difficultés de communication avec l'extérieur vont se résorber d'elles-mêmes. L'extérieur est souvent un reflet de nous-mêmes.
La vida cotidiana y nuestros hábitos a veces nos hacen quedarnos en nuestra zona de confort y perder ese impulso interior que nos empuja a superarnos. Este aliento interior es nuestra fuerza motriz que nos empuja constantemente hacia adelante.
Cultivar un presente que nos lleve a una mayor conciencia, a una mayor responsabilidad, que realmente se parezca a nosotros. En estos momentos históricos, es importante poder vivir nuestra coherencia interior para atrevernos a lo que somos conscientemente. Disolver nuestras heridas del pasado, y llevar nuestra mirada al futuro para vivir un presente más enraizado.
El saboteador interior a veces nos hace criticar todo, a todos los que conocemos y especialmente a nosotros mismos. Este cuestionamiento constante no nos ayuda a afirmarnos, a perseguir lo que nos hace felices.
El supra-mental, también llamado causal, está íntimamente ligado a los recuerdos de nuestro pasado, nuestra familia e incluso nuestra humanidad. A este nivel, hay poca diferenciación entre lo individual y lo colectivo. Abarca nuestras vidas y conoce las causas de nuestras enfermedades. Determina nuestra forma de ser.
Cuando los patrones de pensamiento se fijan en nuestra cabeza durante varios meses, acaban creando raíces en nuestro cuerpo que llamamos cristalización mental. Son una condensación de pensamientos repetitivos que acaban bloqueando el cuerpo.
¿Cuántas veces nos despertamos cansados, sin sentirnos realmente renovados por la noche, o pasamos el día con la sensación de no estar allí? Y, sin embargo, la noche debería ser un momento para reconectar con nuestra alma, de modo que podamos prepararnos mejor para el día siguiente.
Las heridas no resueltas de la infancia a menudo son un peso con el que cargamos sin darnos cuenta en nuestra vida adulta. Sin embargo, cuando un suceso actual resuena con episodios dolorosos del pasado, nos provoca reacciones emocionales intensas y nos induce a repetir patrones de comportamiento antiguos.